Botón metálico. El Puntal (Salinas, Alicante). Cultura Ibérica. Siglo IV a.C.
Objeto: Botón metálico. Cultura Ibérica. Siglo IV a:C: Siglo IV a:C: El Puntal (Salinas, Alicante)
Procedencia:Fue hallado en 1955, durante las excavaciones efectuadas por José María Soler en el área de enterramiento de un poblado ibérico, en la tumba de incineración n.º 29-30.
Descripción formal: Botón con figura humana esquemática, sentada sobre un taburete con las piernas abiertas y los brazos levantados. Le falta la cabeza, parte de un brazo y una pierna, así como gran parte del marco perimetral, que tendría forma rectangular. En el reverso, se observa un agujero de sujeción.
Descripción técnica: Objeto con decoración calada antropomorfa, fabricado en bronce. Superficie de color marrón oscuro con restos de pátina verde. Anchura máxima conservada: 21 mm; Altura máxima conservada: 22 mm.
Estado de conservación: Regular. Fragmentado. Presenta restos de pátina verde debido a un proceso de oxidación.
Funcionalidad: Sobre la función que desempeñaban este tipo de piezas se debate entre si son puramente objetos utilitarios, simbólicos, protectores, o servían también como aderezos de atalajes de los equinos. Los estudios más novedosos hablan incluso de la utilización de estos pequeños adornos como insignias o elementos de protección que portaban consigo los transeúntes en sus desplazamientos.
Contexto histórico: El botón que presentamos hay que situarlo dentro del periodo ibérico pleno y en concreto en la primera mitad del siglo IV a.C.. Pertenece al enterramiento más representativo de la élite gobernante del poblado, ya que, formaba parte de una completa panoplia de armas fabricadas en hierro. El conjunto lo forman una manilla o asa de escudo, un solliferreum o lanza arrojadiza, una punta de lanza y fragmentos de otra, cuatro regatones y un cuchillo afalcatado. Cabe destacar también la presencia de un freno de caballo. Completan el ajuar diversos objetos domésticos y personales: un asa de bronce de caldero, cuentas de collar de pasta vítrea, varios vasitos de cerámica, fusayolas, y escorias de fundición de bronce.
La pieza del Puntal de Salinas hay que encuadrarla en un grupo de abalorios metálicos hallados en distintas necrópolis y poblados de la geografía ibérica y celtibérica. Todos ellos presentan prácticamente la misma figura antropomorfa esquemática y se fundieron en bronce. Cabe citar por su cercanía los encontrados en La Bastida de Moixent, yacimiento con el que el Puntal presenta gran número de coincidencias. Otra pieza similar procede de la necrópolis de la Osera de Chamartín (Ávila), y un último ejemplar de un lugar indeterminado, al sureste de Cuenca, requisado a un aficionado en 2001. Parece ser que la mayoría de las piezas fueron usadas como colgantes por poseer una anilla en la parte superior del marco. Sin embargo, la del Puntal de Salinas funcionaba a modo de botón, al poseer una perforación en el reverso. Con un diseño prácticamente idéntico, su interpretación iconográfica ha dado lugar a diversas hipótesis que resumimos muy brevemente. En un principio estos colgantes y botones fueron considerados amuletos utilizados en el culto solar. Se creía ver en ellos un dios humano con los brazos implorantes y unos cisnes o serpientes. Las raíces de estos talismanes se hallarían en el mundo preclásico italó-griego. En cambio, D. Fletcher sugirió que la figurilla en realidad simbolizaba el Dios Bes, una deidad antropormofa, a menudo mostrada en cuclillas y con los brazos levantados en esculturas y monedas. Otros investigadores, intentaron explicarla a partir del panteón celta. Así el colgante de la Osera encarnaría a la diosa Epona, señora de los caballos y madre naturaleza. Un reciente descubrimiento de un inédito mosaico del siglo IV aC en el yacimiento de Cerro Gil (Iniesta, Cuenca) ha abierto una nueva vía de investigación. El pavimento, de pequeños cantos, muestra una escena de la diosa fenicia Astarté en posición aspada de frente y acompañada de lotos, aves y lobos. El indudable parecido formal ha hecho relacionar el colgante conquense con esta deidad fenicia. Sin embargo, la mayor parte de los investigadores se inclina por la posibilidad de que la figura represente en realidad a Diómedes, el Domador de Caballos, también llamado Despotes Hippoon, un héroe mitológico griego. Aunque también podría encarnar a Potnia Hippoon la diosa de los caballos. El tocado o peinado que se aprecia con mayor detalle en el colgante conquense sugeriría esta posibilidad femenina. No obstante lo único que parece claro es que el botón esboza un personaje sentado, que con sus manos agarra un par de caballos, tal y como se puede ver en el bajorrelieve de Villaricos. El desarrollo completo de la iconografía de las deidades ecuestres también se puede comprobar en otros trabajos escultóricos ibéricos. Citamos a título ilustrativo la estela del Pitxócol de Balones (Alacant), la placa caliza de Mogón (Jaén) o la escultura de Villaricos (Cuevas de Almanzora, Almería), ésta con personaje bifronte. Los arqueólogos se han percatado de la dispersión de los colgantes a lo largo de los distintos corredores naturales de la geografía peninsular. Asunto que viene a enriquecer los datos sobre los movimientos de personas y mercancías entre el mundo celta meseteño y la costa ibérica en un momento anterior a la conquista romana.
Josep Menargues
Arqueólogo. Técnico del SEMAP.
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Fotografia:
Laura Talavera Cortés
Fondos:
Museo de Villena