EL OBJETO DEL MES, mayo 2023

ARCADUZ. Calle Corredera (Villena, Alicante). Ss. XII-XV.

Descripción formal: Vasija cerámica cilíndrica de borde exvasado y base plana. Cuerpo estrangulado en la mitad inferior para su amarre con una cuerda.

Descripción técnica: Dimensiones: Longitud: 22’5 cm. Diámetro máximo: 12’4 cm. Materia prima: Barro blanquecino, cocido y modelado a torno. Pasta muy compacta. Superficie alisada de color amarillento. Desgrasante muy fino.

Procedencia: El arcaduz que presentamos, junto con muchos otros exhumados, fue recuperado por José María Soler en un solar de la Calle Corredera frente al Círculo Villenense, con motivo de las obras de alcantarillado municipal de 1949. Según relato del propio arqueólogo, en el lugar descubrió “a unos cinco metros de profundidad (…) restos de unos gruesos muros de mampostería elevados sobre unos grandes maderos paralelos, que les servían de base”. También halló jarros, cántaros y otras contenedores cerámicos islámicos. Sin duda se trataba de los vestigios pertenecientes a una noria hidráulica relacionada con el entorno medieval de Villena.

Estado de conservación: Bueno. Se halló fragmentado aunque se pudo recomponer en su práctica totalidad.

Funcionalidad: El arcaduz también llamado cangilón, caduf y catúfol, constituía una de las piezas fundamentales de la noria hidráulica. Formada con dos grandes ruedas engranadas, en vertical y horizontal, esta rudimentaria máquina servía para elevar agua de pozos y acequias. Las vasijas se fijaban al engranaje vertical de manera que su boca captase el agua del pozo al rotar. Cuando el nivel freático era tan profundo que la rueda resultaba incapaz de alcanzarlo, los recipientes cerámicos se disponían en un sinfín de soga o rosario de arcaduces tan largo como fuese necesario. El número de vasijas acopladas era variable, yendo de doce a veinte en el mejor de los casos. A medida que llegaban a la superficie vertían el agua en una pila de piedra o madera, y de ahí era conducida directamente por una canalización a los cultivos o a una balsa para ser retenida y utilizada posteriormente a voluntad. La cabida de los arcaduces era reducida, en el caso que nos ocupa está en torno a los tres litros, lo cual da una idea de lo limitado que podía llegar a ser el suministro hídrico proporcionado por las norias artesanas. Así, su alcance agrícola se circunscribía a parcelas familiares cuya extensión no sobrepasaba la media hectárea. Este tipo de norias eran llamadas también de sangre al ser impelidas por un animal de tiro que solía trabajar durante unas seis horas diarias.

Contexto histórico: La noria hidráulica se implantó en Al-Andalus recién producida la invasión musulmana del siglo VIII. Su llegada se relaciona con el establecimiento de colonos campesinos orientales que practicaban la agricultura de regadío. Uno de los ejemplos más precoces y cercano lo tenemos en el Cabezo del Molino en Rojales, datado entre finales del siglo VIII y comienzos del IX. Aunque los arcaduces son piezas frecuentes en los yacimientos musulmanes, su datación siempre ha resultado conflictiva, siendo necesario relacionarlos con otros elementos arqueológicos y regionales para poder establecer una aproximación cronológica. De hecho, su tipología difiere según se trate de las tierras valencianas, murcianas o andaluzas. El ejemplar de tendencia cilíndrica y base plana de la Corredera, aún no encontrando un paralelo exacto en ningún yacimiento, se asemejaría a algunos de los tipos de la noria de Les Jovades (Oliva), datados entre los siglos XII y XV. El resto de arcaduces aparecidos en Villena sean de base plana o convexa también se mueven entre el último periodo islámico y las primeras décadas de la conquista cristiana. Por lo que son datos que concordarían con el núcleo almohade y bajo medieval de la vecina Calle Marqués de Villores, donde por cierto también se rescató un cangilón andalusí. Muy posiblemente sus habitantes serían los principales beneficiados del riego que proporcionaba la instalación de riego. La zona de clara vocación hortícola, se caracterizaba por poseer una perenne capa freática que ha sido secularmente explotada mediante estos ingenios hidráulicos y pozos artesianos domésticos.

Josep Menargues
Arqueólogo. Técnico del SEMAP.

BIBLIOGRAFÍA SUMARIA

Bazzana, A.; Climent, S. y Montmessin, Y. (1987): El yacimiento medieval de “Les Jovades” en Oliva (Valencia). Ayuntamiento de Oliva.
Hernández Alcaraz, L. y Ortega Pérez, J. R. (1994): “Intervención arqueológica en la Calle Corredera”. Revista Villena, 44: 68-70.
García Blánquez, L. y Cerdá Mondéjar, C. (2007): “Estructuras hidraúlicas medievales: Tres aceñas y un tablacho en las acequias Churra la Vieja y Alfatego. Senda de Granada (Murcia)”. Revista Murciana de Antropología, Nº 14: 343-362.
Gutiérrez Lloret, S. (1996): “El aprovechamiento agrícola de las zonas húmedas: la introducción del arcaduz en el sureste de Al-Andalus (siglos VIII y IX)”. Arqueología y territorio medieval, 3: 7-19. Universidad de Jaén.
Kirchnner, H.; Virgili, A.; Pica, M. y Rovira, M. (2020): “Catúfols de sínia andalusins i espais de cultiu a Miravet”. Homenatge al Dr. Alberto López Mullor. Estdis sobre ceràmica i arqueologia de l’arquitectura. Barcelona: 301-306.
Soler García, J. M. (1955): “Calle de la Corredera”. Noticiario Arqueológico Hispánico, vol. II, Cuadernos 1-3, Noticia 636. Ministerio de Educación Nacional. Madrid.
Hernández Alcaraz, L.; Pérez Amorós, L. y Menargues Giménez, J. (2016): “Arqueología islámica en Villena: novedades y topografía histórica”. Bilyana, 1.
http://hdl.handle.net/10045/117999
https://www.catimenu.com/senia-centre.htm
https://www.pamplona.es/noriadesangremagdalena

Fotografía

Archivo fotográfico del Museo de Villena
https://n9.cl/po5vl

Fondos del Museo de Villena