Azuela. Entorno de La Macolla (Villena). Neolítico final.
Descripción formal: morfología rectangular, con filo transversal de doble bisel.
Descripción técnica: Herramienta de piedra. Longitud: 6 cm. Dimensiones: A 3’1 (anchura) x 2’1 (G) cm. Materia prima: Mineral diabasa. Presenta un filo pulido de 1’5 cm. La superficie del resto del cuerpo y talón es rugosa, y está piqueteada para reforzar la sujeción con pegamento a un mango que solía ser de madera, asta u otra materia blanda perecedera.
Procedencia: hallazgo casual efectuado por el villenense Tarsicio Hernández Osa.
Estado de conservación: Bueno. Alguna pequeña falta y desportillados. Presenta concreciones calcáreas en la zona rugosa donde se alojaba el mango.
Funcionalidad: Por lo que se refiere a los utensilios pulidos, como el que presentamos, ilustran la dinámica de los agricultores: cortar, desbrozar y cultivar. Además, se emplean para el desbastado y el corte de la madera para fabricar aperos o instrumental diverso. Son herramientas valiosas ya que el transporte de la materia prima para su fabricación implicaba un gran número de personas y horas de trabajo. La fabricación de un útil pulimentado era una tarea compleja. El primer paso era la obtención del mineral apropiado que solía ser alguna roca de procedencia metamórfica, del tipo diabasa, también llamadas ofitas, aunque también se pulieron granitos, mármoles e incluso sílex. Algunos estudios experimentales han llegado a concluir que una sola herramienta conllevaba más de cincuenta horas de trabajo, la mayor parte invertido en el pulimento por frotación. Según muchos especialistas es difícil distinguir una hacha pulida de una azuela cuando no se conserva el mango. Normalmente, las azuelas se distinguen por su reducido tamaño, aunque es un factor también problemático y solo un minucioso análisis de huellas de uso podría determinarlo. En este periodo se documentan excepcionales piezas pulidas que se utilizarían como distintivo social, por lo que, no es extraño que se empleen como ajuares funerarios. Como curiosidad, decir que griegos y romanos coleccionaban herramientas pulidas neolíticas ya que, desconocedores de su origen, las consideraban como una especie de amuleto mágico. Estas creencias ancestrales perduraron hasta épocas recientes. En muchos lugares de Europa, pastores y campesinos solían guardar en sus bolsillos hachas y azuelas que llamaban “rayos” o “piedras de rayo”, convencidos de su procedencia atmosférica y su llegada a tierra a través de los relámpagos. Constituían auténticos talismanes celestiales que ahuyentaban tormentas eléctricas y favorecían el cuidado del ganado y las cosechas.
Contexto histórico: La pieza que presentamos se enmarca en el Neolítico final, hace aproximadamente unos cinco mil años. Se trata de un periodo donde la agricultura se halla plenamente consolidada en Villena aunque las tierras cultivadas se ciñen casi exclusivamente a las hondonadas lagunares y riberas de ríos y arroyos. Cerca de los sembrados se establecían los poblados de cabañas de barro, ramas y follaje, siempre en altozanos y pequeñas elevaciones, evitando encharcamientos y avenidas. Este panorama es el que sin duda define al rico poblado de La Macolla de Villena y otros como su contemporáneo de la Casa de Lara. Posiblemente se trataba de grupos itinerantes que practicaban una agricultura de rozas, junto a espacios lagunares y ecosistemas de vegetación palustre. Los objetos arqueológicos de La Macolla se concentran en una hectárea de terreno cercana al río Vinalopó y la Acequia del Rey, lo cual indicaría una intensa frecuentación y cierta estabilidad del poblamiento. Se componen de restos cerámicos, relacionados con la cocina y el procesado de los alimentos, molinos y morteros de cereal. Son muy abundantes también los dientes de hoz en sílex. También se registran adornos, brazaletes de caliza y mármol; collares y conchas, entre otros. Asimismo, destaca la presencia de puntas de flecha de sílex y desechos de talla, que nos hablan de las actividades cinegéticas.
Josep Menargues
Arqueólogo. Técnico del SEMAP.
BIBLIOGRAFÍA SUMARIA
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FOTOGRAFÍA:
Josep Menargues
FONDOS:
MUVI