UN PRECIOSO CUCHILLO DE PIEDRA

La pieza recuperada constituye un ejemplo del remoto instrumental de piedra que hacía más fácil la vida a nuestros antiguos antecesores

El pasado mes de enero, el villenense Javier López Lorenzo donó al museo un instrumento lítico hallado casualmente en un viñedo cercano al Santuario de las Virtudes. Se trata de un bellísimo cuchillo realizado sobre una lámina de sílex. Los técnicos de la sección de arqueología nos desplazamos al lugar para valorar el contexto arqueológico, ya que el bancal se emplaza en un área donde convergen los yacimientos del Arenal de la Virgen y el Pinar de Tarruella, a poniente de un zona prospectada por José María Soler García en la década de 1960, y posteriormente, a partir de 2006, por los investigadores Javier Fernández López de Pablo y Magdalena Gómez Puche. El paraje es especialmente valioso para la prehistoria villenense debido a que en esta ribera de la antigua laguna se asentaron diversos campamentos y poblados de grupos de cazadores recolectores de final del paleolítico y de los primeros agricultores peninsulares a lo largo de varios siglos. Tal afluencia humana no se explica si no fuera por el importante beneficio derivado de las aguas lagunares y manantiales que prodigaban la vida animal y vegetal. La pieza recuperada constituye un ejemplo del remoto instrumental de piedra que hacía más fácil la vida a nuestros antiguos antecesores. Resulta difícil otorgarle una cronología concreta, dado su empleo milenario, aunque sus características formales recuerdan a los utensilios del periodo Mesolítico de Muescas y Denticulados de hace unos 9.000 años. Los especialistas en tipología lítica llaman a estas piezas lascas retocadas o simplemente cuchillos. Sin duda, nuestro objeto podría representar una especie de cuchillo, aunque requerirá del estudio de las huellas presentes en sus aristas para poderlo determinar con exactitud. Una pieza que puede parecer banal por su uso sencillo y cotidiano, pero observando su manufactura, se llega a la conclusión de que fue obra de un tallista excepcional que fabricó un filo regular en el lado derecho, con un sutil denticulado efectuado mediante un retoque continuo. Mientras que en el extremo contrario, reservó un dorso cortical intacto y romo, para que el usuario pudiese presionar y cortar con total seguridad.

Josep Menargues
Técnico de la Sección de Arqueología